Haciendo obrar hacia afuera

Predicaciones, enseñanzas, consejos y estudios para que tengas un vigoroso creciemiento espiritual

• La fuente de la gracia 
• Salvado solamente por la gracia 
• Haciendo obrar hacia afuera 
• Gracia para los pecadores 
• La ley y la gracia 
• Gracia para vivir 
• Gracia para servir 
• Las campanas del evangelio
• Que es ser un hijo de Dios
• Salvación

POSEYENDO, Y "HACIENDO OBRAR HACIA AFUERA". PUEDO imaginar a algunos preguntando: ¿Qué significa ese pasaje: "Haced obrar hacia afuera vuestra propia salvación con temor y temblor"? (Filipenses 2: 12). Bien, yo quiero que usted dé énfasis a la palabra "vuestra": "Haced obrar hacia afuera vuestra salvación". Eso es muy importante. Usted oye hablar a personas de hacer obrar hacia afuera la salvación mientras que ellos no la han obtenido nunca. ¿Cómo puede usted hacer obrar hacia afuera lo que usted no posee? Pablo está aquí escribiendo a los cristianos en Filipos. Ellos ya fueron salvados por la gracia de Dios. Ahora que ellos tenían este regalo maravilloso, él dice: "Vayan, háganla obrar hacia afuera". Cuando usted ve a una persona obrando para la salvación, usted puede saber que ella tiene una idea falsa de la enseñanza de la Escritura. Nosotros tenemos la salvación como un regalo; y por supuesto nosotros no podemos conseguirlo obrando. Es nuestro aprecio por este regalo lo que nos hace obrar.

[N. de T.: La expresión inglesa "work out", que traducimos "hacer obrar hacia afuera algo" significa "hacer a algo producir de sí mismo" o "hacer que algo surta efecto de sí mismo", el que está salvado no obra para su salvación ("work for"); mas bien, quien posee la salvación hace que su propia salvación produzca ("work out"), pues obviamente ya la posee; los ejemplos que seguirán del Señor Moody son muy esclarecedores de esto].
Muchas personas están obrando y obrando, como dice Rowland Hill, como los niños en un caballito-mecedora, éste es un agradable movimiento, pero no hay ningún progreso.

Aquellos que están obrando para la salvación están como los hombres en una rueda de molino, girando, y girando, y girando; esforzándose, y esforzándose, y
esforzándose; pero nada surge de todo esto. No hay ningún progreso, y no lo puede haber hasta que usted tenga adentro el poder impulsor, hasta que el aliento de vida venga de Dios, quien solamente puede darle poder para obrar para otros.
Suponga que yo dijera a mi hijo: "Tú vas a salir de la casa; y quiero que tengas mucho cuidado de cómo gastas los $500". "Bien", él dice, "si tú me dieras los $500, yo los cuidaría; pero ¿cómo puedo tener cuidado de gastar lo que no tengo?" Y así, a menos que tenga la salvación, usted no puede hacerla obrar hacia afuera. Tomemos otra ilustración. Un verano mi muchacho me pidió que le diera un pedazo de tierra, para que él pudiera tener un jardín todo para él solo. Yo le dije que se lo daría; pero que esperaba que él lo mantendría limpio de cizañas, y que lo usaría de alguna manera que lo haría agradable y provechoso para él. Él fue para hacer obrar hacia afuera al pedazo de tierra; pero él no podría haberlo hecho sino hasta que yo se lo di. Ni fue su hacerle obrar hacia afuera lo que le aseguró el jardín. Yo se lo di gratuitamente, aparte de cualquier mérito suyo propio; pero lo hice entendiendo que él lo emplearía para el mayor provecho. Yo pienso que ésa es una ilustración exacta de nuestro hacer obrar hacia afuera la salvación que Dios nos ha dado. Por supuesto estas ilustraciones fallan en algunos puntos. Yo no podría impartir a mi hijo la buena disposición para hacer obrar hacia afuera el pedazo de tierra, aunque yo pudiera proporcionarle todos los instrumentos necesarios. Dios no sólo nos da gratuitamente la salvación, sino que Él nos da el poder para hacerla obrar hacia afuera. Un escritor dice sobre este punto: "Pablo no le ordena a los Filipenses que se salven. No había ningún pensamiento en su mente de ninguna meritoria justicia propia. El hombre no puede procurar por ninguna obra propia: ni la salvación, ni mérito para la salvación. Dios obra la salvación dentro del alma, el hombre solamente hace obrar la salvación hacia afuera en la vida cristiana. Romper con el pecado conocido; renunciar a toda justicia propia; arrojarse en fe amorosa sobre los méritos de Cristo crucificado; comenzar inmediatamente una vida de abnegación, de oración, de obediencia; apartarse de todo lo que Dios prohibe, resueltamente y seriamente, e ir hacia todo lo que Dios requiere, esto es lo que el texto implica. Pero entonces esto no es la salvación. La salvación es del Dios de la Gracia, de la gracia gratuita. Desde la semilla a la fruta, desde el cimiento a la piedra de la coronilla, es de gracia, gracia gratuita, totalmente y solamente. Pero el hacer obrar hacia afuera de la salvación es la parte del hombre en el trabajo de la salvación. Dios no se arrepentirá por el hombre; ni cree por el hombre; ni lleva una vida santa por el hombre. Dios obra interiormente, el hombre obra exteriormente. Y este trabajo humano exterior es tan necesario como el trabajo divino interior" [N. de T.: El escritor citado por Moody no hace la importante distinción que se requiere para entender el pasaje de Filipenses 2:12. Es muy importante que nosotros entendamos que hay un antes y un después de la salvación. El cristiano, el creyente en Cristo, ya está salvado, por eso no trabaja PARA su salvación, precisamente porque está salvado para siempre por la gracia de Dios. Entonces, el creyente en Cristo trabaja DESDE su salvación, contando con su salvación, precisamente porque posee para siempre la salvación y ahora busca hacerla fructificar. ANTES de ser creyente en Cristo LUEGO al ser creyente en Cristo La persona no posee la salvación eterna La persona ya posee la salvación eterna La persona no puede hacer obrar hacia afuera su propia La persona puede hacer obrar hacia afuera su propia salvación, la cual aún no posee. salvación (hacerla fructificar).De manera que el pasaje de Filipenses no puede referirse a los actos por los cuales una persona se apropió de la
salvación gratuita, como erroneamente el escritor citado dice: "el hacer obrar hacia afuera de la salvación es la parte del hombre en el trabajo de la salvación. Dios no se arrepentirá por el hombre; ni cree por el hombre"; el pasaje de Filipenses se refiere exclusivamente al obrar del cristiano ya salvado por gracia, por la fe en Cristo. Es necesario aclarar que la obra interna de Dios en el creyente no es ya una gestión para salvarlo, porque ya está salvado para siempre, es más bien un resultado de la obra de regeneración ya terminada, el resultado del nuevo nacimiento acabado: la consiguiente guía permanente del Espíritu Santo y su fortalecimiento para obrar (Filipenses 2:13)]

DIOS TRABAJA EN NOSOTROS; y entonces nosotros trabajamos para Él. Si Él ha hecho una obra en nosotros, nosotros ciertamente debemos ir y trabajar para otros. Un hombre debe tener esta salvación, y debe conocerla, antes de que él pueda trabajar para la salvación de otros. [N. de T.:verdaderamente esta es la obra más importante de un creyente, salvado para siempre por Cristo, dar a conocer a otros la salvación, a esto mismo es a lo que el apóstol Pablo apunta cuando habla de hacer obrar hacia afuera nuestra propia salvación,
resplandecer como luminares en medio de este mundo (Filipenses 2: 14,15), esto obviamente incluye no sólo el buen testimonio de una vida piadosa, sino también el testimonio hablado de la palabra del evangelio]. Muchos de ustedes han tratado afanosamente de salvarse; pero ¿cuál ha sido el fin todo esto? Yo recuerdo a una señora en el norte de Inglaterra que se enojó bastante cuando hice este comentario públicamente: "Ninguno en
esta congregación será salvado hasta que deje de tratar de salvarse". Abajo, ella vino de la galería, y me dijo: "Usted me ha hecho absolutamente miserable". "¿Cierto?", le dije, "¿cómo es eso?". "Porque yo siempre pensaba que si seguía tratando, Dios me salvaría en algún momento; y ahora usted me dice que deje de tratar: ¿qué voy a hacer entonces?" "¿Qué?, permita al Señor salvarla". Ella se fue como una furia. No siempre es una señal mala cuando usted ve un hombre o una mujer ponerse contrariados, si es la Palabra de Dios la que los despierta. Un día o dos después, vino y me agradeció. Dijo que ella le había estado dando vueltas en su mente a lo que yo había afirmado; y por fin la verdad resplandeció para ella, ya que aunque había trabajado mucho tiempo, aunque se había formado muchas buenas resoluciones, no había hecho ningún progreso. Así que abandonó la lucha; y entonces fue cuando el Señor Jesús la salvó. Quiero hacerle esta pregunta: Si el pecado necesita perdón -y todo pecado es contra Dios- ¿cómo puede usted hacer obrar hacia afuera su propio perdón? Si yo robara $100 de un amigo, yo no podría perdonarme, ¿podría
yo? Ningún acto mío brinda perdón, a menos que mi amigo me perdone. Y así, si yo quiero el perdón del
pecado, éste debe ser la obra de Dios. Si nosotros miramos la salvación como una nueva vida, ésta debe ser la obra de Dios. Dios es el autor de la vida: usted no puede darse vida a usted mismo. Si nosotros la consideramos como un regalo, debe venir de alguien fuera de nosotros mismos. Eso es lo que leo en la Biblia: la salvación como un regalo. Mientras yo estoy hablando, usted puede decidirse a dejar de tratar, y puede tomar este regalo. Desearía poder conseguir que todo este público saque la palabra tratar, y ponga la palabra confiar en su lugar. La gracia perdonadora de Dios es maravillosa. Él lo salvará en este mismo momento, si usted está deseoso de ser salvado. Él se deleita en la misericordia. Él quiere mostrar esa misericordia a cada alma. La religión de Cristo no es el hombre forjando su camino hacia arriba a Dios; es Dios viniendo abajo al hombre. Así Cristo, descendió al hoyo del pecado y la aflicción donde nosotros estamos, sacándonos fuera del hoyo, poniendo nuestros pies sobre una roca, y una nueva canción en nuestra boca. Él lo hará en este momento, mientras yo estoy hablando, si usted le deja, ¿Lo dejará usted? Ésa es la pregunta.

Yo no creo mucho en sueños; pero ellos a veces ilustran un punto. Oí hablar de una mujer que había estado tratando durante mucho tiempo, exactamente como muchos de ustedes, de ser mejor y mejor. Ella intentaba salvarse, pero no hizo ningún progreso. Una noche se durmió, en un estado muy atribulado de su mente, y tuvo un sueño.
Pensó que estaba en un hoyo esforzándose por salir, subiendo y resbalando, subiendo y resbalando, subiendo y resbalando; por fin ella renunció a su esfuerzo, y se tendió en el fondo del hoyo para morirse. Sucedió que al mirar hacia arriba, vio a través de la boca del hoyo una hermosa estrella. Fijó sus ojos en ésta; y parecía como si la estrella la elevara hasta que ella casi estaba fuera. Pero ella volvió a pensar en sí misma; miró a los costados del hoyo: inmediatamente perdió de vista la estrella, y bajó al fondo del hoyo. De nuevo fijó sus ojos sobre la estrella; y de nuevo parecía alzarla casi afuera. Pero una vez más ella apartó la vista de la estrella, y se miró a sí misma; ¡cayó de nuevo en el hoyo! La tercera vez fijó sus ojos en la estrella y fue alzada más y más alto, hasta que de repente sus pies se asentaron sobre la tierra, y ella despertó de su dormir. Dios le enseñó una lección por el sueño. Ella aprendió que si alguna vez sería salvada, ella debía dejar de afanarse, y permitirle a Jesucristo salvarla. ¡Mis amigos, dejen el esfuerzo hoy! Ustedes lo han intentado mucho tiempo y duramente. Ha sido una batalla dura, ¿no es así? Déjela; y repose en los brazos de Jesucristo. Dígale "Señor, yo vengo a ti como un pobre pecador; ¿quieres salvarme y ayudarme?" "El regalo de Dios es vida eterna" (Romanos 6:23). Es ofrecido a todos: ¿quién lo tendrá? Veo a algunos niños aquí: permítanme contarles una historia. Si ustedes no la han oído antes, por favor no se olviden de ella. Un maestro de escuela dominical deseaba mostrar a su clase cuan gratuito es el regalo de Dios. Él un día tomó un reloj plateado de su bolsillo, y se lo ofreció al muchacho de mayor edad en la clase. "Es tuyo, si tú lo tomas". El hombrecillo permaneció sentado y sonrió al maestro. Él pensó que estaba hablando en broma. El maestro se lo ofreció al próximo muchacho, y dijo: "Toma el reloj, es tuyo". Elhombrecito pensó que él se le reiría si él extendía su mano, y por consiguiente también se quedó sentado. De la misma manera el maestro recorrió casi toda la clase: pero ninguno de ellos quiso aceptar el regalo ofrecido. Al final llegó al muchacho más pequeño. Cuando el reloj fue ofreció al pequeño muchacho, éste lo tomó y lo puso en su bolsillo. Toda la clase se rió de él. "Yo estoy agradecido, mi muchacho", dijo el maestro, "de que tú creas en mi palabra. El reloj es tuyo. Cuídalo bien. Dale cuerda todas las noches". El resto de la clase observaba asombrada; y uno de ellos dijo: "Maestro, ¿usted quiere decir que el reloj es de él? ¿No quiere decir usted que él tiene que devolvérselo?" "No", dijo el maestro, "él no tiene que devolvérmelo. Es suyo ahora". "¡Ohhh! ¡si yo sólo hubiera sabido eso, vaya si no lo habría tomado!" Les veo reír; pero mis amigos, ustedes se están riendo de ustedes mismos. Ustedes no necesitan ir muy lejos para encontrar a esos muchachos. La salvación se ofrece libremente a todos; pero el problema es que los hombres no creen la Palabra de Dios, y no aceptan el regalo. ¿Quién lo aceptará ahora? Yo encontré unas líneas el otro día sobre este tema y pensé que eran muy buenas. Cerraré con ellas: Yo no debo trabajar para mi alma salvar, Por que lo ha hecho ya mi Señor; Pero como cualquier esclavo quisiera trabajar, Por amor del querido Hijo de Dios".

• La fuente de la gracia 
• Salvado solamente por la gracia 
• Haciendo obrar hacia afuera 
• Gracia para los pecadores 
• La ley y la gracia 
• Gracia para vivir 
• Gracia para servir 
• las campanas del evangelio
• Que es ser un hijo de Dios
• Salvación

« Crecimiento Espiritual