La riqueza de cultivar y cuidar nuestra riqueza

Liderazgo Cristiano

Por Myles Monroe

Dios hizo todo con la capacidad de producir fruto o de reproducirse a sí mismo.

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Llegar a ser una persona plena –en todos los ámbitos de la vida– es el sueño de cualquier hombre. ¿Cómo lograr cumplir con nuestra tarea? Hay personas que no quieren detener su desarrollo personal.

Myles Munroe

La anciana sonrió cuando entró a la habitación pequeña y caliente. Un resplandor de color se encontró con sus ojos. Violetas africanas de muchas gamas de rosa, púrpura, blanco, rojo y azul y mezclas de variedades de estos colores llenaban la habitación, la cual no siempre había lucido así. Ella y su esposo habían construido la casa hacía muchos años, y esta había sido la sala de juegos de los niños. En aquel entonces juguetes habían llenado los estantes.

Después de que el último de los hijos se había ido de casa, la mujer se había vuelto muy deprimida, ya que había perdido a los hijos y tenía poco que hacer. Ahí fue cuando una amiga le había dado los brotes de sus violetas africanas y la había convencido de que transformara la sala de juegos en un invernadero. La idea había sido buena, pues le dio un interés renovado en la vida.

Con el correr de los años, había pasado muchas horas aquí. Al principio solo uno de los muchos estantes había contenido plantas. Ahora los estantes originales estaban llenos por completo, y otros se habían agregado. Aún recordaba la alegría cuando vio las violetas florecer por primera vez. Muchas horas habían precedido a ese triunfo, porque nunca había sido conocida por tener buena mano para las plantas. De hecho, algunas de sus amigas habían tratado de desanimarla en la nueva aventura, debido a que en el pasado las plantas parecían marchitarse en vez de florecer cuando estaban bajo su cuidado. Aun así había seguido adelante. Con el tiempo se dio cuenta de que no le había ido bien con las plantas porque no les había dado suficiente cuidado.

De hecho, habían muerto debido a su descuido.

Cuando las primeras plantas no solo vivieron sino que florecieron bajo su toque, ganó en confianza para agregar otros colores al obtener más brotes de parte de su amiga. También comenzó a leer libros y artículos de revistas acerca del cuidado de las violetas africanas, y a hablar con otros que amaban las plantas. Un día, mientas leía una revista de agricultura, descubrió un artículo sobre la creación de híbridas. Quedó cautivada.

Desde entonces, ha pasado parte de cada día en esta habitación, regando las plantas, revisándolas de insectos nocivos, arraigando nuevos cortes, fertilizando las que estaban por florecer, separando las flores viejas y rotando las plantas para que cada una recibiera la luz suficiente. Incluso el día en que su esposo murió, ella dio vueltas por allí para encontrar consuelo entre sus amigas, como había llegado a considerar a las plantas.

En la noche, con frecuencia leía revistas de jardinería y agricultura en ese lugar, en el cual había colocado su silla favorita, que antes había estado en la sala de estar, donde su esposo ya no volvería a pasar largas horas con ella. Después de casi cuarenta años de trabajo duro y lectura extensa, el color profuso que la rodeaba reveló el éxito de sus esfuerzos.

Ahora su habilidad para cultivar y reproducir violetas africanas era conocida por toda la comunidad y, con el correr de los años había encontrado gran alegría al enseñarles a otros el arte de cultivar plantas. Cada año su invernadero era considerado lo más destacado del recorrido de jardinería. Colecciones de plantas en todo el pueblo, en jardines y habitaciones, eran testimonio de su habilidad.

El cumplimiento exitoso de tu potencial es similar a la tarea de hacer crecer flores que ganen premios. Ambos requieren atención y esfuerzo diligente para producir resultados ganadores.

El potencial no garantiza el rendimiento
Dios hizo todo con la capacidad de producir fruto o de reproducirse a sí mismo. No obstante, el potencial para producir no garantiza el rendimiento ni la cantidad de fruto garantiza su calidad. Puedes tener una buena idea que produzca resultados cargados de mediocridad. O puedes tener grandes sueños que tengan muy poca importancia. Esto es cierto, ya que el embarazo no es garantía de fertilidad, y los planes o sueños no aseguran el rendimiento. El embarazo y el rendimiento se igualan cuando el potencial para producir se cuida y se desarrolla de forma apropiada.

Puedes tener el potencial para ser un arquitecto de talla mundial, pero tu capacidad no garantiza que alcanzarás este nivel de éxito. Quizás nunca progreses más allá de dibujar un plano de una casa de muñecas para tu hija o diseñar un croquis de un modelo de tren para tu hijo. Una clave importante para producir aquello de lo cual eres capaz, es dedicar tiempo y esfuerzo necesarios para promover el desarrollo de tu talento.

Cuando Dios hizo al hombre, los arbustos aún no habían aparecido en la Tierra y las plantas aún no habían brotado del suelo. Solo después de la creación del hombre Dios plantó un jardín y le dio un río para que lo regara. ¿Por qué? Hasta entonces no "existía el hombre para que la cultivara [la tierra]" (Génesis 2:5). La tierra estaba embarazada, pero no salía nada porque no había nadie que cuidara a los bebés del suelo.

Por lo tanto, vemos que Dios creó toda la vida para que dependiera del cultivo para maximizar su existencia, debido a que el potencial no puede liberarse sin trabajo. En esencia, Dios dijo: "No puedo permitir que estos árboles y plantas crezcan aún porque necesitan cultivo cuando empiezan a crecer y no hay nadie que los cuide". El fruto y las semillas de muchas plantas estaban presentes en el suelo, pero el suelo no produjo hasta que Adán cultivó el jardín.

Ganar el premio implica correr la carrera
El potencial es como el suelo. Se lo debe trabajar y nutrir para que produzca fruto. El rey Salomón se refirió a este proceso de liberar la fertilidad del hombre cuando dijo: "Los pensamientos humanos son aguas profundas; el que es inteligente los capta fácilmente" (Proverbios 20:5). Nota que el extraer el potencial del hombre implica esfuerzo. Como el pescador que trae hacia adelante los tesoros del mar debido al trabajo arduo, y el granjero que cosecha el fruto del suelo con el sudor de su frente, así el hombre debe trabajar para explotar, incluso, una porción del potencial de Dios dentro de él.

El apóstol Pablo comprendió esta necesidad de poner en práctica el esfuerzo para liberar su productividad. "¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado" (1 Corintios 9:24-27).

El entendimiento y la sabiduría son las claves para el éxito de la misión del hombre. La carrera para maximizar todo lo que Dios le ha dado comienza con saber lo que Dios requiere de él, y de qué forma espera que llegue a la línea final. El principio primario al cultivar la vida de uno para vivir al máximo, es destruir la ignorancia a través de la búsqueda de conocimiento, sabiduría y entendimiento.

Supongamos que quiero crear un hermoso jarrón para colocar en la sala de estar, pero no sé nada acerca de alfarería. Como primer paso necesitaría una visita a un maestro de la alfarería, o al menos a una biblioteca de la zona, para aprender todo lo que pueda acerca de trabajar con la arcilla para convertirla en piezas hermosas. Tendría que aprender acerca de la selección y preparación de la arcilla, el lanzamiento y el moldeado de la vasija en la rueda del alfarero, la cantidad de tiempo y las condiciones para curar la vasija cruda, la temperatura adecuada y el tiempo que la vasija debe ser sometida a fuego en el horno, etc. Mucho trabajo, incluidas muchas horas de práctica en vasijas muy inferiores a la que esperaba crear, antecederían al logro de mi objetivo de hacer un jarrón para colocar en la sala de estar de mi casa.

Este procedimiento no difiere mucho del proceso que debemos enfrentar para maximizar el potencial. El conocimiento y el esfuerzo deben coexistir, pero el conocimiento es el fundamento para el éxito. La sabiduría y el conocimiento de Dios se vuelven disponibles para nosotros cuando estamos conectados con Él a través de la presencia de su Espíritu. Una comprensión de sus caminos y el descubrimiento de sus propósitos son parte del tesoro que nos ha dado. "Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios. Él reserva su ayuda para la gente íntegra y protege a los de conducta intachable. Él cuida el sendero de los justos y protege el camino de sus fieles. Entonces comprenderás la justicia y el derecho, la equidad y todo buen camino; la sabiduría vendrá a tu corazón, y el conocimiento te endulzará la vida" (Proverbios 2:6-10).

La búsqueda de conocimiento demanda esfuerzo. Debes buscarlo como un tesoro que es precioso para ti. No puedes tocar sencillamente el conocimiento de Dios; no puedes lograrlo sin diligencia y esfuerzo excesivo. "Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan los cimientos. Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios tesoros. El que es sabio tiene gran poder, y el que es entendido aumenta su fuerza. La guerra se hace con buena estrategia; la victoria se alcanza con muchos consejeros" (Proverbios 24:3-6).

Construir una casa demanda un gran esfuerzo. No sucede de forma simple. De manera similar, quitar tesoros de la tierra también es arduo y consume mucho tiempo. Los pozos deben perforarse antes de que el petróleo pueda bombearse desde la profundidad de la tierra, y túneles grandes deben cavarse antes de poder lograr la extracción de diamantes, plata y otros metales preciosos. Estas son las imágenes que Salomón usó para ilustrar la fuerza y la dedicación que necesitarás para ejercitarte si esperas obtener el conocimiento que producirá el dar rienda suelta a tu potencial.

El conocimiento siempre debe preceder a una acción, o se perderá mucho tiempo y esfuerzo a través de esfuerzos equivocados y dirigirse a calles sin salida. Dios, quien planeó tu vida y te garantizó el potencial para llevar a cabo sus planes, trabaja para ti y contigo cuando buscas conocerlo y entender y seguir sus caminos.

Las consecuencias de descuidar el conocimiento
Tristemente, con frecuencia perdemos el derecho al potencial porque descuidamos la sabiduría, el conocimiento y la comprensión que vienen solo de Dios. Salomón habló de las consecuencias de este descuido, al igual que el profeta Oseas: "… pues por falta de conocimiento mi pueblo ha sido destruido. Puesto que rechazaste el conocimiento, yo también te rechazo como mi sacerdote. Ya que te olvidaste de la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos" (Oseas 4:6).

La falta de conocimiento no es lo mismo que el conocimiento desaprovechado. Oseas dice que el pueblo de Dios perece debido a que han rechazado el conocimiento. Este nos puede rodear, pero a menos que lo apliquemos en la situación o lo usemos para informar las decisiones, no tiene utilidad alguna para nosotros. No podemos realmente excusarnos ante el Señor y decir: "No lo sabía", porque las oportunidades para obtener conocimiento abundan en el mundo. Vivimos en una era de una explosión de información a través de bibliotecas, cintas de audio de ministerios, videos de enseñanzas, televisión y radio, todo lo cual nos bombardea de todos lados con oportunidades para agrandar los horizontes y aumentar el conocimiento. Lo que podemos confesar a Dios es: "Yo rechacé la oportunidad de aprender".

El dicho: "Lo que no sabes no te puede matar", simplemente no es verdad. Con mucha frecuencia sufrimos pérdidas debido a que no aprovechamos la oportunidad de aprender los hechos acerca de un tema en particular. Perecemos debido a lo que no sabemos. No importa el tamaño que tenga tu sueño, si no tienes la información relacionada con tu plan, olvídalo.

El diablo no destruye al pueblo de Dios. El gobierno no destruye al pueblo de Dios. La economía no destruye al pueblo de Dios. La cocaína y la marihuana no destruyen al pueblo de Dios. La ignorancia destruye al pueblo de Dios. Esto está detrás de cada influencia destructiva en nuestras vidas.

Dios rechaza a aquellos que rechazan su conocimiento. En otras palabras, dice: "No podemos hacer negocios. No has usado las herramientas que te di, entonces no puedo ayudarte. Ni siquiera puedes hablar de forma inteligente conmigo". La ignorancia afecta la forma en la que Dios responde las oraciones, porque le pedimos cosas que no necesitamos o no deberíamos querer. Para pedir de forma correcta debemos comprender la forma en la que operamos, la forma en la que el diablo trabaja, la forma en la que el mundo funciona y la forma en la que Dios lo hace. Pedir a Dios que haga algo por nosotros antes de que comprendamos estos aspectos de la situación, es perder nuestro tiempo y el de Dios. Él debe rechazar todo lo que pedimos, porque nuestras oraciones no se alinean con sus caminos, voluntad y deseos para con nosotros.

Investiga tu sueño antes de que empieces a trabajar para lograrlo. Aprende todo lo que puedas acerca del negocio que quieres comenzar o las personas que quieres alcanzar. Necesitas buena información para tomar decisiones correctas.

Dios también ignora a los hijos de aquellos que ignoran su conocimiento. Esto es verdad porque tus hijos aprenden lo que tú sabes. Si no sabes nada, no van a aprender nada y, por lo tanto, cometerán los mismos errores y tendrán los mismos valores y actitudes que tú tienes.

La ignorancia arruina a la generación siguiente. Destruye no solo tu fertilidad, sino también la de tus hijos. Por lo tanto, tú y tus hijos cosecharán lo que siembras, y tu falta de información los daña a ellos. El mundo experimenta actualmente una multitud de desastres humanos que evidencian este hecho. El aborto, el sida, los temas ambientales, las drogas: todos revelan las consecuencias del rechazo del conocimiento por parte de esta generación y de aquellos que nos han precedido. Básicamente, la ignorancia es generacional y transferible. La decisión de buscar conocimiento, mejorar la comprensión y obtener sabiduría, es una decisión personal pero no un tema privado. Cada libro que lees afecta a tus nietos, entonces lee y cultívate para la posteridad.

Valores retorcidos
Nuestra ignorancia de la voluntad de Dios y sus caminos ha retorcido el mundo. Devaluamos lo que Dios valora y elevamos lo que es insignificante para Él, quien ve la enorme capacidad que tenemos y mira las casas de la Tierra que contienen ese tesoro (vea 2 Corintios 4:7). Nos creó para que comunicáramos su poder, pero estamos más interesados en el éxito de acuerdo con los parámetros del mundo. Él afirma nuestra habilidad para que aprovechemos su sabiduría, pero tomamos decisiones basados en la información que recibimos de los sentidos físicos y de la educación.

La pobreza de conocimiento que tenemos se revela en la inhabilidad de llevar a cabo el potencial de Dios por nuestra propia cuenta. Vivimos sin rumbo fijo, sin objetivos, revoloteando de un lado a otro, y nunca logramos nada. Una vida así es una pérdida de tiempo. Sin un sentido de propósito somos como bebés nacidos muertos.

Tu potencial se desperdiciará si no permites que Dios limpie tu vista y redirija tus valores. Si se lo permites, entonces podrás escapar de la existencia sin propósito. Esto sucede cuando eres consciente de los valores del mundo y los comparas de forma cuidadosa con los de Dios. Puedes sorprenderte con lo que encuentres.

La Biblia dice: "La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón" (1 Samuel 16:7). Es tiempo de que tú y yo reevaluemos los patrones del mundo. Los autos son más rápidos, pero más débiles. La ropa es más definida, pero se descosen las costuras. Los zapatos de vinilo brillan de forma muy bonita, pero carecen de la durabilidad del cuero. Lo que aparenta ser mejor puede ser algo que en realidad desacredita lo verdaderamente valioso y digno. Estos valores invertidos atacan tu potencial.

El mundo se ha vuelto muy preocupado por las cuestiones de la contaminación. Los grupos ambientalistas están enojados debido a los derrames de petróleo, y nos advierten acerca de la necesidad de proteger los animales en peligro, las selvas tropicales y las vías fluviales. Como consumidores, se nos recuerda de forma constante que coloquemos los desechos de forma apropiada como parte del esfuerzo para proteger el aire y el abastecimiento de agua del planeta, y se nos anima a reciclar para promover el uso sabio de los recursos de la Tierra.

Tristemente, estamos más interesados acerca de la destrucción de la atmósfera de la Tierra, que con respecto al veneno que nuestros hijos inspiran de los medios masivos en nuestro hogar. Estamos interesados en la pureza del agua que bebemos, pero no monitoreamos los contaminantes que llenan nuestra mente. El mundo está enfermo porque valoramos las cosas erróneas.

En el evangelio de Marcos, Jesús amonesta a los fariseos porque los valores que tenían estaban mezclados. Mientras Jesús y los discípulos caminaban a través de un gran campo, recogían y comían granos porque tenían hambre. Ya que era el día de reposo, los fariseos se quejaron, decían que quebrantaban la Ley (Marcos 2:25-3:5).

Los valores y patrones del mundo no son tan diferentes de aquellos de los fariseos. Salvamos ballenas y tratamos de proteger a especies en peligro, pero permitimos que se aborten bebés. No podemos dispararles a los animales, pero podemos tomar un bisturí y matar fetos humanos.

Estamos enfermos. No somos diferentes de aquellos a quienes Jesús amonestó. Por lo tanto, necesitamos repensar los valores y volver a determinar la definición real de contaminación.

Cultivar y alimentar el potencial (tres dimensiones)
El potencial debe cultivarse y alimentarse para producir fruto. Pero, ¿de qué forma lo hacemos? ¿Cómo cultivamos y alimentamos los talentos, capacidades y habilidades que poseemos?

Las definiciones de cultivar incluyen: a) prepararse y trabajar para estimular el crecimiento; b) mejorar el crecimiento a través de trabajo y atención; c) desarrollar y refinar a través de la educación y el entrenamiento y d) buscar o fomentar, así como en una amistad. Alimentar algo significa que: a) suministramos nutrientes; b) proveemos buen alimento; c) proporcionamos para el consumo y d) satisfacemos, ministramos y gratificamos. Todas estas definiciones implican que el proceso va a ser beneficioso, no dañino.

Si el abastecimiento no suple la nutrición que es esencial para el crecimiento, no somos alimentados de forma verdadera. Del mismo modo, si la actividad y atención no nos ayudan a desarrollar, refinar, mejorar y promover las habilidades, capacidades y talentos, no pueden llamarse en realidad cultivo.

Así como las semillas no se convierten en plantas durante la noche, la riqueza del potencial no puede exponerse ni cumplirse en un instante. Debemos esforzarnos para cultivar lo que Dios nos ha dado, y debemos ejercitar el cuidado de fertilizarlo y regarlo de manera apropiada. Así como plantas específicas requieren ciertos nutrientes y condiciones para crecer, de la misma forma debemos proveer la nutrición y el ambiente adecuados para estimular la maximización del potencial. Dios, quien nos creó, ha establecido estas especificaciones. Ignorarlas es invitar a la muerte.

Somos como un campo sin cultivar. Contenemos mucho fruto, pero la fertilidad no será evidente hasta que, al menos, cultivemos y alimentemos el cuerpo, alma y espíritu. Estas son las tres dimensiones del potencial. El cultivo y la alimentación actúan juntos para estimular el máximo crecimiento y realización. Si activamos y estimulamos el potencial a través del trabajo y de experiencias desafiantes, pero descuidamos la provisión de los fertilizantes apropiados que lo sostendrán y mantendrán dentro de estas situaciones, antes de que pase mucho tiempo el crecimiento se atrofiará y finalmente se detendrá.

De la misma forma, si alimentamos el cuerpo, alma y espíritu de acuerdo con las especificaciones del fabricante, pero fallamos en fomentar y aprovechar oportunidades para intentar cosas nuevas y alcanzar objetivos nuevos, reduciremos la liberación efectiva de nuestro potencial. Tanto el cultivo como la alimentación son necesarios para el crecimiento saludable.

Cada dimensión de nuestro potencial –cuerpo, alma y espíritu– tiene especificaciones y materiales definidos para el cultivo y requerimientos explícitos en fertilizantes.

Estas especificaciones o requerimientos prescriptos por el fabricante, aseguran que cada parte de nuestro ser funcione al máximo rendimiento y logre productividad máxima. Estos son ingredientes esenciales para descubrir quiénes podemos ser y qué es lo que podemos hacer.

Eres lo que comes. Esto es verdad para las tres dimensiones del potencial. Si comes demasiada comida llena de grasa, subirás de peso y la cara se te llenará de granos. Si alimentas tu mente con basura, tus pensamientos estarán en un canal de desagüe. Si alimentas tu espíritu con la información que recibes a través de los sentidos de tu cuerpo y la educación de tu alma, y descuidas la sabiduría y el conocimiento de Dios, funcionarás según los patrones y valores del mundo.

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Tomado del libro: Maximice su potencial de Editorial Peniel Myles Munroe

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