¿Con quién me casaré?

¿Con quién me casaré?

Parte 11


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Conocerse, comprenderse, confiarse, ser abiertos y sinceros, buena comunicación, amor y
cortesía, fidelidad y perdón, crecimiento espiritual y aliento mutuo son esenciales para fomentar
una relación sana y perdurable.
1 CONOCERSE MUTUAMENTE :
Esto demanda tiempo. Es imposible conocer a una persona si no se pasa tiempo con ella o él.
En el noviazgo una de las principales tareas es aprender a conocer a nuestro novio/a tal cual
es.
Es preciso llegar a conocerse mutuamente, conocer los diferentes estados de ánimo, la
manera de pensar, interiorizarse en la educación y los gustos del otro; saber qué es lo
que piensa en cuanto a la relación con Dios, la cantidad de hijos, etc. Y también será
bueno conocer a la familia del futuro compañero de la vida.
2 COMPRENDERSE MUTUAMENTE :
Hay que conocer la manera de pensar y de actuar de la otra parte, estudiar sus
reacciones, su razonamiento, y tratar de comprenderlo.
Es importante tener paciencia, amor, y tratar de ponernos en el lugar del otro para comprender
de una mejor manera lo que nos está queriendo decir.
Esto no significa que debemos dejar de lado nuestro testimonio, o correr los límites dando lugar
al pecado en nuestra vida.
3 CONFIARSE MUTUAMENTE :
Cuando no hay confianza sino sospechas, celos, inseguridad, ansiedad y dudas, es señal de
que la relación está mal encaminada. Muchas veces esa actitud de celos termina en violencia o
bien en el fin de la amistad.

Cuando en una pareja no existe confianza mutua, es señal de que
en su lugar existe lo que la Biblia llama una relación "en la carne." Esto no se refiere al aspecto
sexual sino al ser humano sin el control interno de Cristo.
Cuando no hay confianza en la pareja es porque uno, el otro o ambos no están
caminando bajo la guía del Espíritu Santo de Dios. Puede ser también indicación de que
esa relación no está dentro del plan de Dios.
La Biblia declara: "En el amor no hay temor" (1Juan 4.18).

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